Rev Esp Med Leg 1996; XX (76 - 77)

Sumario:


Técnicas de Autopsia Judicial en Obstetricia. Estudio Médico Forense del Aborto.
[Technical of Judicial Autopsy in Obstetrics. Forensic Medical Study of the abortion]

Augusto Pereira Sánchez, Augusto Pereira Martínez de Abaria, José María Ruíz De la Cuesta Cascajares.

Antropología Forense. Revisión histórica y perspectivas actuales.
[Forensic Anthropology. Historical review and current perspectives]

José Antonio Sánchez Sánchez.

Fisiopatología de las autoagresiones en Prisión.
[Pathology of the self-aggressions in prison]

José Manuel Arroyo Cobo, María Castellano Arroyo.

El Divismo pericial en Medicina Forense.
[The Movi star expert in Forensic Medicine)
-Texto completo-

Ricardo Royo-Villanova Morales

Importancia de la participación del Médico Forense en la Inspección ocular judicial.
[Importance of the participation of the Médico Forense in the judicial visual inspection]
-Texto completo-

A. Villanueva Pelayo.

Identificación dental. Técnicas radiológicas.
[Dental identification. Radiological techniques].

José Luis Prieto Carrero.

Indice general de los primeros veinte años de la Revista Española de Medicina Legal.
[Index of the first twenty years of the Revista Española de Medicina Legal]

Francisco Etxeberría Gabilondo.

El Primer Tiro de Gracia. Estudio Criminológico de un cráneo Morisco.
[The first grace shot: criminology study of a Moorish cranium]

Marcos José Miquel Feucht, José Delfín Villalaín Blanco.

Resúmenes:


Técnicas de Autopsia Judicial en Obstetricia. Estudio Médico Forense del Aborto.
[Technical of Judicial Autopsy in Obstetrics. Forensic Medical Study of the abortion]


Referencia:
Pereira Sánchez A, Pereira Martínez de Abaria A, Ruíz De la Cuesta Cascajares JM. Técnicas de Autopsia Judicial en Obstetricia. Estudio Médico Forense del Aborto. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 29-46.


Autores:
Augusto Pereira Sánchez*.
Doctor en Medicina y Cirugía. Colaborador de la Universidad Complutense de Madrid.
Augusto Pereira Martínez de Abaria.
Profesor Emérito. Universidad Complutense de Madrid. Médico Forense Jubilado.
José María Ruiz De la Cuesta Cascajares.
Profesor Titular de Toxicología y Legislación Sanitaria. Escuela de Medicina Legal.

Correspondencia:
Clínica
Covarrubias, 9, Bajo Derecha.
28010 Madrid (España)

RESUMEN: Se hace una reseña histórica de la introducción en España de la autopsia judicial. Se describen las técnicas más usuales, haciendo un estudio más detenido de la autopsia ginecológica. Se plantea el problema de saber si en una mujer que niega su embarazo, se puede afirmar por signos clínicos o analíticos si estuvo embarazada, así como el tiempo aproximado de su gestación. Se inicia el estudio del aborto provocado. Hubo un 8,37% de muertes por intoxicaciones y un 2,23% por hemorragias agudas. Los abortos intencionales producen mayor siniestrabilidad a medida que la edad gestacional sobrepasa el tercer mes. Se revisan los métodos actuales de provocación de abortos, citando las antiguas patologías abortivas que aun hoy en día se siguen viendo, dedicando especial atención a las perforaciones uterinas con o sin lesión intestinal, abortos sépticos, hemorragias agudas, embolias sépticas, gaseosas o de líquido amniótico, infartos uterinos o placentarios, etc.

ABSTRACT:
A brief historical outiline of the introduction in Spain of the judicial autopsy is made. The more usual thecnics which are the french and the german ones, are described in it; we also make a thorougher study of the ginecological autopsy, which is a modification of the french thecnics. he problem to be faced is to find out if when a woman denies her pregnancy it can be stated by clinic or analytic signs, that she has been pregnant, as well as the approximate time of her pregnancy. The study of the provoked abortion begins with a wide and old statistic on the causes of abortive deanth, which represents the study of 31.698 Obstetrics cases in which a 21.26% of the cases were abortions, with an abortive mortality of the 2,57%, beeing infection and perforation of the utero and inyestines the most frequent causes. There were a 8,37% deaths by intoxication and a 2,23% by acute hemorrage. The intentional abortions produce a grater death rate as the gestation age surpasses the 3rd. month of pregnancy. We will revew the usual methods of abortion provoking which are in use today and the old abortive patologies, which actually seen are mentioned, a special attention is given to uterine perforation with or without intestine dammage, septical abortions, acute hemorrages, embolism septic, heart atack, etc.

Ilustracion 1 Ilustración 1. Incisión (línea de puntos) en la autopsia según la técnica francesa.

Foto omitida por considerar inadecuada su exhibición. Ilustración 2. Incisiones perivaginoanales.

Ilustracion 3 Ilustración 3. Tejidos resecables.

Ilustracion 4 Ilustración 4. Esquema de la sinfisiotomía.

Ilustracion 5 Ilustración 5. Perforación uterina con pinzas Winter, con pellizcamiento y prolapso del intestino delgado. El útero está abierto "in situ".

Ilustracion 6 Ilustración 6. Perforación de un útero en anteversión forzada.

Ilustracion 7 Ilustración 7. Perforación de un útero en reversión forzada.

[ Sumario ]


Antropología Forense. Revisión histórica y perspectivas actuales.
[Forensic Anthropology. Historical review and current perspectives]


Referencia:
Sánchez Sánchez JA. Antropología Forense. Revisión histórica y perspectivas actuales. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 63-70.

Autor:
José Antonio Sánchez Sánchez.
Profesor Titular de Toxicología y Legislación Sanitaria.

Correspondencia:
Laboratorio de Antropología Forense y Paleopatología. Escuela de Medicina Legal. Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Ciudad Universitaria s/n.
28040 Madrid (España).

RESUMEN: La Antropología Forense es una disciplina que ha estado presente dentro del círculo de las Ciencias Forenses en nuestro país desde mediados del presente siglo. Actualmente está adquiriendo una dinámica propia para la resolución de casos forenses. En este artículo se presenta una revisión histórica y se trata de centrar su papel en la actualidad sin perder de vista su origen y el entorno donde desenvuelve su actividad, la Administración de Justicia.

ABSTRACT: A historical revisión of the evolution and present of Forensic Anthropology in our Country is exposed in this work. Actual legislation in Forensic Sciences in our country propose creation of section of Forensic Anthropology. These aspects are analyzed in an attempt to establish the proyection of future of this science.

[ Sumario ]


Fisiopatología de las autoagresiones en Prisión.
[Pathology of the self-aggressions in prison]


Referencia:
Arroyo Cobo JM, Castellano Arroyo M. Fisiopatología de las autoagresiones en Prisión. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 17- 28.

Autores:
José Manuel Arroyo Cobo*.
Médico de Sanidad Penitenciaria. Titular en el Centro Penitenciario de Zaragoza.
María Castellano Arroyo.
Catedrática de Medicina Legal. Facultad de Medicina de Zaragoza.

Correspondencia:
Servicio Médico
Prisión Provincial de Zaragoza (Centro Penitenciario)
Avenida de América, 80.
50071 Zaragoza (España)

RESUMEN: La autoagresión es una conducta difícil de comprender y poco estudiada que aparece con cierta frecuencia entre los reclusos. Estudiamos la fisiopatología de las autoagresiones observadas en una prisión española durante unos cinco años aproximadamente. Las autoagresiones aparecieron en el 23,67% de los individuos frecuentemente de forma reiterada. En este artículo describimos la clínica de estas lesiones. En el ambiente penitenciario se da una falta de mecanismos de comunicación tanto internamente como con el exterior, lo que provoca que la autoagresión se convierta, frecuentemente, en una forma de lenguaje con la que se expresa agresividad, ansiedad o sentimientos de desesperanza vividos por el recluso en un momento determinado. Hay que resaltar la forma de presentación epidémica en la prisión del autolesivismo, bien como conducta impuesta por un líder o como consecuencia de fenómenos de contagio entre los internos. Salir a un Hospital, dificultar el traslado del interno a otro Centro, a juicio, etc., así como el trastorno mental de distinto grado, fueron las causas de la autoagresión.

ABSTRACT:
Self-aggression is a difficult kind of behaviour to understand and not often studied, but which frequently appears among prisoners. We estudied the physiophatology of self-aggressions observed in a spanish prison during near five years. Self-injuries appeared in 23.67% of the individuals and frequently they were made repeatedly. In this paper we describe the characteristics of these injuries. In prison surroundings there is a lack of both internal and external communication mechanisms, which makes self-aggression often become a kind of language with which the prisoner can express the aggressiveness, anxiety and feelings of despair he has lived at some time or another. Self-injuries as a kind of epidemic in prison can also be highlighted, either as behaviour imposed by a leader or as a result of contagion phenomena among the prisoners. Going out to a Hospital, making the transfer of the prisoner to another Centre, to trial, etc. difficult, as well as different degrees of mental disturbance were the reasons for the self-aggression.

Herida antebrazo Foto 1. Típica herida incisa en antebrazo o "chinazo".

Herida punzante Foto 2. Herida punzante en abdomen o "Misil"

Foto omitida por considerar inadecuada su exhibición. Foto 3. Autocosido de párpados.

[ Sumario ]


El Divismo pericial en Medicina Forense.
[The Movi star expert in Forensic Medicine]


Referencia:
Royo-Villanova Morales R. El Divismo pericial en Medicina Forense. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 11-15.


Autor:
Ricardo Royo-Villanova Morales.
Catedrático de Medicina Legal. Director de la Escuela de Medicina Legal de Madrid. Médico Forense.

Ponencia leída en el II Congreso de Medicina Legal celebrado en Barcelona del 3 al 7 de octubre de 1.961. Publicada en Anales de Medicina Forense de la Asociación Nacional de Médicos Forenses1963: 27-30.

El fenómeno, síntoma, síndrome o enfermedad propiamente médico-forense que, en el campo de la Deontología médico-legal, podríamos designar con la expresión "aria pericial del yo", tiene su etiología y su secreto en las discrepancias, contradicciones, disputas, intransigencias, incompatibilidades intelectuales, que siguen siendo frecuentes, bastante frecuentes, entre los científicos, sobre todo cuando actúan ante el público profano, y en especial, en nuestro caso, ante los tribunales de la Administración de Justicia. No suele ser verdad en este terreno, en estas actuaciones, eso de que es de sabios cambiar de opinión. Antes bien, es cosa corriente que cada experto, cada perito, principalmente cuando se trata de médicos, permanezca tercamente aferrado al concepto o juicio que se ha formado del asunto, haciendo oído de mercader a los de los otros, si difieren, si no coinciden con los suyos. Cuando esto ocurre en el foro, constituye ese número del espectáculo judicial que podríamos, que nos atrevemos a llamar, según acabamos de decir, el aria pericial del yo.

Cuando esto ocurre en todas las cuestiones médico-legales, es sobre todo en materia de psicopatología forense en la que todos los días se desarrollan ante las autoridades y tribunales competentes vistosos combates, apasionados debates entre la ciencia psiquiátrica de la defensa y la ciencia psiquiátrica de la acusación, las cuales, aun desde el punto de vista médico, rigurosamente científico, no encuentran muchas dificultades para contradecirse mutuamente, para sostener, incluso, tesis diferentes, y hasta contrarias, opuestas. No es cosa frecuente que los peritos de una y otra parte lleguen a las mismas conclusiones, y no pocas veces ni siquiera compatibles.

Cierto que debería haber entre los expertos de una y otra parte una cierta colaboración. Pero cuando existe sólo es teórica, y si se da en la práctica, no suele ser más que aparente y un tanto ingenua, sobre todo cuando se trata de actuaciones de superperitos, que se cree cada uno más sabio que el otro, más sabio que nadie, que se considera cada cual superior, infinitamente superior a sus compañeros más modestos, que se estima más distinguido, más capacitado, de más altura, de más elevada calidad que los demás, mejor que el simple perito, que el mero funcionario técnico. Lo que resplandece en sus dictámenes, en sus modos y maneras de informar es su egotismo, su afán de poner en primer plano su persona, de derramar a ultranza su personalidad sobre todo y sobre todos.

Nada tiene de extraño, nada de particular tiene, según está montada la decrépita, la agonizante sociedad de nuestro tiempo, en todos los terrenos de la vida, aún en los estrictamente intelectuales, que a poco que nos detengamos a observar lo que ocurre en ella, al punto comprobemos cómo dominan la deshonesta emulación, la pugna, la egolatría, el combate incruento pero reprobable, para mostrar cada uno, en sus relaciones de coexistencia y convivencia, que es mejor, más inteligente, más sabio que los otros, con más talento, que merece el puesto primero, el lugar preeminente.

Al igual que en otros campos del arte y de la ciencia de curar, ocurre en el campo pericial de la medicina algo parecido a lo que sucede en la antigua literatura pastoril de los tiempos clásicos, según hace notar Ramón Pérez de Ayala: tantas veces como no es uno, sino dos los pastores que cantan, cada cual entona por separado su monólogo lírico, con vehemencia creciente y sin querer escuchar al otro, en una manera heroica de competencia y concepto, como dos ruiseñores enamorados que van exaltando el trino, enardecidos por ahogar la voz del é mulo.

Sólo se deja oír en la infinita naturaleza pasiva su aria del yo. Y el uno, aunque oye al otro, no le escucha, no le entiende, no quiere entenderle, ni ninguno de los dos se entiende a sí mismo.

Tal sucedería con el tono de algunos de los informes a que nos referimos, lo cual hace que, algunas veces, lo que se oye ante los tribunales cuando informamos nosotros, los médicos, más que la voz de la ciencia sea el ruido de la ciencia en el fragor de las competiciones periciales. Ello obedecería, según la expresión del Crapin y Pende, a una especie de egorragia o hemorragia del yo.

De otra parte, la adulación y el halago hipócritas, interesados, bajos, que tantos y tantos ídolos han levantado y mantienen en todo y para todo, son plantas de todos los tiempos, de todas las latitudes, de las mentes y corazones de todos los hombres, en especial de los egorrágicos. Pues bien, en las actividades y actuaciones de que hablamos, como en cualquier otra, hay divos encopetados que, ante el público, viven pendientes de sus aplausos, de su lisonja, como si fuera una claque, por desatinadas, ridículas, mezquinas que sean tales expresiones, pero no por eso dejan de ser agradables. Subidos en el pedestal de su engañosa gloria, corrompidos en él, sostenidos por pies de barro, viven con plena entrega al exhibicionismo, en la continua avidez y desazón de su aparatoso orgullo, de su espectacular vanidad.

Con ánimo ávido y encendido, deseosos de sobresalir, de descollar, viven estos peritos, estos superperitos, víctimas de su alocada soberbia, carga más que aureola de las pequeñas grandezas humanas, que exige una continua tensión del espíritu y esfuerzos cotidianos para superar a los demás. Esta egorragia, achaque frecuente, muy extendido, exclusivo de los seres humanos, lo sería especialmente entre los doctos, dado que el orgullo, casi inseparable de la sabiduría humana, constituye la mayor pesadumbre, el más terrible enemigo del sabio, su más grave pecado. Los sabios a que nos referimos, vanamente orgullosos de su insegura y pobre ciencia, ávidos de honores y alabanzas, engreídos por la reputación de que gozan en la boca de los aduladores, solo se interesan por las vanas apariencias. Lo que les importa es la reverencia de los demás y no la crítica de los entendidos. Los honores espectaculares más que la verdadera estimación de las inteligencias honestas; las alabanzas de los simples, aunque sean exageradas, aunque suenen a hueco, aunque sean falsas, más que la consideración de los verdaderos sabios.

Así viven y existen no pocas personas de las que hablamos, gracias a los latidos de su vanidad y soberbia, por la presión y los golpes de su egorragia. De esta guisa, el egorrágico se va debilitando, se va agotando, va consumiendo sus energías vitales, se va inmolando en el servicio egoísta de sí mismo. Con jactanciosa pedantería y arrogancia, no cesa de discutir, de pretender demostrar, de querer llevar con desmedido afán al convencimiento de los que le oyen, escuchan o leen, que su razón es la única que ha de tenerse en cuenta, con exclusión poco menos que radical de las de los demás. Sobre todo, quiere llevar su razón al convencimiento de los que considera están por debajo de él, que tiene por inferiores, que contempla muy alejados de su nivel intelectual, que mira con soberano y olímpico desdén.

Y es que vencer con el poder de su talento, superar el ingenio ajeno con el propio, derrotar la sabiduría de otros, quedar por encima del saber de los demás, convencer a todos, es uno de los mayores gozos y placeres de la inteligencia, un tanto desordenados con bastante frecuencia, sobre todo cuando la dialéctica de las personas en cuestión, con incontenible egorragia al despilfarro, a la proclamación absoluta, intolerable, de su yo omnipotente. Lo mismo puede ocurrir con el extremo al parecer opuesto, es decir, con su silencio, con su mutismo, ya que al igual que hay hemorragias internas, hay también egorragias internas, nacidas en invisibles, ocultas, profundas heridas de la mente, del psiquismo, de la conciencia, del alma.

Dominantes, acentuados en ellos esos defectos, tan humanos, tan comunes entre los hombres, como son la envidia, el resentimiento, el espíritu de revancha, la vanidosa presuncióón, todo su afán se centra y concentra en ponerse por encima de los demás, en abrumarles con su ambición de dominio y de lucro, ambiciones a menudo fundadas sobre el engaño y el fraude, sobre el embuste y la mentira. De aquí que no tengan más preocupación que la de discrepar y disputar, la de la discrepancia y disputa a toda costa no reparando en nada para manifestarlas, echando mano de todo para él, renunciando incluso a la sinceridad y a la verdad, fingiendo convicciones que no tienen, poniendo, si es necesario, su saber, su ingenio, su talento, al servicio del engaño, del error, de la mentira, unas veces sin saberlo, otras sabiéndolo.

No negamos que el perito de una de las partes pueda tener razón, su porción, su parte de verdad, y entonces su egorragia puede ser hasta cierto punto natural y saludable, como ocurre con ciertos flujos normales, fisiológicos. Lo malo está en que pretenda desoír, en que no quiera admitir la porción de verdad, la parte de razón que pueda tener el perito de la otra parte. Es frecuente que, por falsos motivos o pretextos de prestigio, el superperito, en su desatada, en su irrefrenable egorragia, no consienta en rectificar el error, la equivocación, el desliz en que haya podido incurrir, por más que se lo hagan ver otros peritos, por evidente y manifiesto que se presente ante sus ojos, incluso los físicos de la carne. Encastillado en ellos con mal humor, a veces pasional, hasta explosivo, e incluso con gestos de excomunión científica hacia los discrepantes que se atreven a contradecirle, permanece firme en sus trece, sin moderación, sin cortesía, sin la más elemental consideración hacia los que sostienen opiniones distintas, diferentes, diversas de las suyas, y no digamos si contrarios u opuestos, aunque tengan su tanto de verdad y razón.

Tal es su fatuidad, su pedantesca sofistería, tal su ignorancia sustancial de la prueba pericial, que no pueden, no aciertan a comprender como la verdad y la razón les puede ser negada. Es tal su delirante presunción, tal su insensata certidumbre, tan carentes están de la más elemental prudencia (factor esencial en los informes periciales), que creen es la propia verdad la que habla por su boca y por su pluma, que son el vehículo, el canal, el instrumento imprescindible de la verdad, y aun la verdad misma. Su orgullo es más poderoso que su ingenio, más fuerte que su talento, más tenaz que su trabajo, que su estudio, que sus dotes de observación, que sus facultades de investigación, de indagación, de invención.

De aquí la merma de autoridad de algunos informes y dictámenes periciales en el campo de la medicina legal, sobre todo en el de la psicopatología forense, tan llenos a veces, al parecer, de caótica charlatanería, de abusiva retórica, de filosofía barata, de literatura tópica, de ramplona música de fondo, de lugares comunes, objeto constante de tantas y tantas críticas, más o menos fundadas, pero justificadas por las circunstancias y situaciones que hemos señalado, y otras muchas no sólo de parte de juristas, criminalistas, letrados, sino también de biólogos, antropólogos, psicólogos y hasta de psicopatólólogos judiciales, de psiquiatras forenses, de médicos legistas, de médicos forenses.

[ Sumario ]


Importancia de la participación del Médico Forense en la Inspección ocular judicial.
[Importance of the participation of the Médico Forense in the judicial visual inspection]


Referencia:
Villanueva A. Importancia de la participación del Médico Forense en la Inspección ocular judicial. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 7-10.

Autor:
A. Villanueva Pelayo.
Médico Forense de Castellón.

Este artículo se publicó por primera vez en: Revista de Medicina Legal 1953 Sep-Oct, VIII(90-91): 455-458.

Ante el requerimiento que nos hace nuestro respetado maestro y gran Forense, Dr. Pérez de Petinto, de quien guardamos los mejores recuerdos, en primer término como juez competentísimo y justo de nuestras inolvidables oposiciones en 1935; y, posteriormente, ya unidos por la íntima amistad a que nos ha conducido nuestro común entusiasmo por el engrandecimiento de nuestro Cuerpo, que ha hecho que coincidamos en toda serie de Congresos y Asambleas, en donde tuviera algo que hacer el Cuerpo Médico Forense; él, como figura indiscutible y nosotros fieles herederos del entusiasmo que por el mismo tuviera nuestro padre, hoy achacoso y enfermo. No podemos por menos de atender su ruego, que en extremo nos honra y aportar este modestísimo trabajo para "Anales", nota de un caso determinado, donde resalta la importancia de la función Médico Forense en la Instrucción del sumario, así como la transcendencia de la inspección ocular; y lo que puede resolver la detenida observación de cualquier detalle aparecido en el cadáver y, una vez cumplido este deber, que pudiéramos llamar de protocolo y de afecto, vamos a la exposición del caso:

Se nos ordena por el Juzgado, la práctica de la autopsia de X.X. que en el momento de la misma está sin identificar, se trata de una mujer de unos 60 años, aparecida en una de las acequias que riegan la huerta que circunda la Ciudad (hemos de hacer constar que por nuestras obligaciones profesionales no pudimos, por ausencia, asistir al levantamiento del cadáver). Así que nuestra primera relación con el asunto la tenemos en el Depósito, encontrándonos con el cadáver de una mujer vestida corrientemente, con vestidos negros, empapados de agua, en estado de integridad, llenos de barro, pero sin que en los mismos se aprecie el más mínimo desgarro.

RECONOCIMIENTO EXTERNO:

Se aprecia en la región frontal derecha una herida contusa con caracteres vitales, bordes sangrantes y coloreados, permitiendo, a través de la herida apreciar la fractura del frontal. Siguiendo nuestra detenida observación podemos ver, en la cara externa del muslo derecho, una huella en la piel, idéntica a las dejadas por los martillos de los canteros en las piedras que labran, esta huella parece hecha como en pergamino, sin que tenga la menor equimosis y con todos los caracteres de haberse producido post-mortem.

Se aprecia, además, la fractura de ambos brazos en su tercio medio, de las segunda, tercera, cuarta y quinta costilla izquierdas; así como también la fractura de ambos muslos por su tercio medio. A nivel topográfico de todas estas fracturas, no se ve la más mínima escoriación ni equimosis, a no ser la huella que hemos reseñado con anterioridad y que sólo se ve en un muslo.

RECONOCIMIENTO INTERNO:

Procedemos a la práctica de apertura de cavidades con el resultado siguiente:
Cavidad craneal.- Correspondiente a la herida contusa, descrita exteriormente, resalta una fractura estrellada y conminuta del frontal, que se extiende a la porción escamosa del temporal y parietal derecho hacia donde se irradia. Levantada la bóveda craneana, se observa la rotura de las meninges y una hemorragia masiva de vasos meníngeos y cerebrales.

Cavidades torácica y abdominal.- Los pulmones están normales y sin la menor manifestación de asfixia por sumersión: corazón con sangre abundante de color normal y ausencia de coágulos. En estómago e intestinos ausencia de agua.

CONSIDERACIONES MÉDICO FORENSES:

Tenemos la seguridad absoluta de que la causa de la muerte ha sido la hemorragia cerebral, por fractura de cráneo y que para nada ha influido la sumersión. Ante los serios problemas que el caso puede ofrecer, requerimos la presencia del Magistrado en el Depósito (táctica que llevamos en todos los casos dudosos para la demostración a la vista, de todo lo que hemos de reseñar), presentándose inmediatamente y dándole cuenta de nuestras conclusiones, que son las siguientes:

En primer término le enseñamos la huella del muslo, indicándole que ha sido producto del choque del cadáver contra pilares de piedra de sillería y que tiene todas las caracteríísticas de haberse producido post-mortem.

La segunda conclusión es: Que la herida de la cabeza es la única que tiene caracteres de vitalidad y que puede ser consecutiva a una precipitación desde bastante altura o producto de una agresión y después el cadáver haber sido arrojado al canal, cosa que no nos parece tan verosímil.

En tercer lugar: Que todas las fracturas conocidas, excepto la del frontal, han sido producidas después de la muerte; delante de él procedemos a la apertura de alguno de los focos de fractura, encontrando en los mismos ausencia de hemorragia, así como la no presencia de lesiones externas en la superficie corporal, que coincidan con estas fracturas, cosa imposible al haberse producido en vida; añadimos que las fracturas las creemos producto del arrastramiento del cadáver con gran violencia sobre pilares o superficies irregulares y consecuencia de la fuerza de la corriente de agua.

No podemos menos de darnos cuenta de la perplejidad del Juez ante nuestras conclusiones y de las dudas que le producen, y que también nosotros hemos tenido, hasta que hemos podido concretar. Para poder darse idea del contraste entre nuestras conclusiones y las características de los canales de riego, hemos de hacer constar que todos ellos son idénticos, todo lisos, construídos de cemento, de una altura total de tres metros del borde al fondo, que tienen unos ocho kilómetros desde su iniciación hasta el lugar en que apareció el cadáver, que los puentes que existen son pasarelas sin pilar alguno, que no existen en las márgenes de los mismos sitio alguno que tenga una altura superior a la que anteriormente hemos indicado y que cada dos o tres kilómetros existen casetas de subdivisión de aguas, que antes de la toma tienen un enrejado para impedir el paso de objetos voluminosos o materiales arrastrados. Por lo que llevamos expuesto, no nos ha de extrañar las dudas que originan nuestras conclusiones, ya que parece ser imposible que la lesión mortal se haya podido producir en este medio, por ausencia de lugar adecuado para poder precipitarse y la dificultad de producción de las fracturas por la consecuencia del arrastramiento del cadáver en esta superficie lisa y regular. Todas estas consideraciones nos son hechas por el Ilustre Sr. Magistrado y nosotros, que hasta entonces, desconocemos el curso del canal, insistimos en que es difícil encontremos otra solución para lo que hemos visto, e indicamos la conveniencia de llevar a cabo la inspección ocular del trayecto de la acequia.

Recorremos todo el canal, partiendo del sitio en donde apareció el cadáver, sin que podamos encontrar nada de particular en relación con nuestras conclusiones, y llegamos a la gran presa que sirve de toma al mismo, distante ocho kilómetros del punto de partida. En esta presa existe un azud con un salto que permite que permite la distribución ordenada de los canales; este salto tiene bastante altura y la distribución se hace por intermedio de unos pilares de piedra labrada; nos percatamos que todas las fracturas de los huesos largos han tenido que producirse allí, y que el lugar en que ha tenido que quedar en el cadáver la huella de piedra sillera es aquel; por lo tanto, tenía que venir arrastrado del río. ¿Pero cómo ha entrado allí?.

Cerca del azud descrito, hay un puente de gran altura y pensamos, lógicamente, que del mismo pudo precipitarse la autopsiada; desde luego indicamos al Juez la posibilidad de ello, pero sin ningún carácter de fijeza, pues la lesión de la cabeza, que ha sido la causa de la muerte, también ha podido ser producida por agresión, como ya anteriormente hemos indicado.

Comienza la indagatoria, que da como consecuencia lo siguiente: En primer término la identificación de la víctima, vecina de aquellos alrededores y que vivía en una masía a unos cien metros del puente; en aquella mañana (nos referimos al día del suceso), fue vista por los alrededores del puente; comprobamos que dicho día ya no acudió a su domicilio a comer; de claran varios testigos que por la tarde en el río vieron un bulto negro que parecía un cadáver, vestido con ropas de dicho color; que al atardecer hubo una gran tormenta y que en breve tiempo aumentó el caudal del río, produciéndose una gran avenida.

Después de todo se vio claro lo que inicialmente no lo era más que para nosotros. Lo verosímil, y que para nada se contradice con nuestras conclusiones, es que la víctima se arrojó desde el puente al río. Que se vio su cadáver sobre las aguas del mismo en la presa; que si no hubiera sido por la riada que hubo, no podía haber entrado en el azud, ya que allí las aguas están quietas y hubiera sido extraída en este mismo lugar, por imposibilidad de progresar. Que horas después de haber muerto y de encontrarse en el río, fue cuando se produjo la avenida y, como consecuencia, el cadáver fue introducido en el azud y batido contra los pilares del mismo, produciéndose las fracturas y por ello vimos claro que tenían los caracteres de haberse producido post-mortem.

Se podrá suponer la inmensa satisfacción que nos produjo el poder comprobar todas nuestras afirmaciones, como consecuencia de la inspección ocular, ya que si no se hubiera hecho, a cuantos trastornos hubiera dado lugar y cuántas dudas hubieran quedado en el ánimo de todos, ya que el informe de autopsia parecía estar en contraposición con toda lógica, dado el medio inicial con que nos encontramos. ¿Qué hubiera sucedido si no hubiéramos diferenciado exactamente las lesiones vitales, de las post-mortem?. A la consideración de todos queda la respuesta.

[ Sumario ]


Identificación dental. Técnicas radiológicas.
[Dental identification. Radiological techniques]


Referencia:
Prieto Carrero JL. Identificación dental. Técnicas radiológicas. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 71-83.

Autor:
José Luis Prieto Carrero.
Médico Forense, Especialista en Antropología Forense.

Correspondencia:
Laboratorio de Antropología Forense.
Instituto Anatómico Forense de Madrid. Ministerio de Justicia.
Ciudad Universitaria s/n
28040 Madrid (España).
e-mail: prietoaf@eucmax.sim.ucm.es
RESUMEN: La identificación de cadáveres severamente mutilados o carbonizados requiere la aplicación de técnicas odontológicas, mediante el estudio de los dientes y las restauraciones dentales, debido a la resistencia de los dientes a la destrucción y la frecuencia de restauraciones dentales en la población, por lo que suelen existir registros previos. La identificación Médico Forense se basa en la coincidencia de los datos antemortem y postmortem. Estos datos son proporcionados principalmente por registros dentales como el odontograma, radiografías dentales, modelos de estudio y fotografías intra y extraorales.

ABSTRACT: Instances where human bodies have been severely mutilated or burned demand odontological identification technics, by means of teeth and dental restoration, because of the resistance of the teeth to destruction, and frecuency of dental restorations in population. So there is very often adequate recordings. Forensic identification is based on the accordance between antemortem and postmortem data. Such data are mainly held by dental records as odontogram, dental x-ray, study models and intra and extraoral. photographs.

[ Sumario ]


Indice general de los primeros veinte años de la Revista Española de Medicina Legal.
[Index of the first twenty years of the Revista Española de Medicina Legal]


Referencia:
Etxeberría Gabilondo F. Indice general de los primeros veinte años de la Revista Española de Medicina Legal. Rev Esp Med Leg 1996; XX (76-77): 105-164.

Autor:
Francisco Etxeberria Gabilondo
Profesor de Medicina Legal.

Correspondencia:
Departamento de Medicina Legal
Facultad de Medicina - Universidad del País Vasco
Apartado 1606. 20014 Donostia- San Sebastián (Guipuzcoa), España.
e-mail: icpetgaf@sz.ehu.es




Se cumplen veinte años de la Revista Española de Medicina Legal (Depósito Legal: M. 31.402-1974; ISSN: 0377-4732; CODEN: REMLE8), órgano de expresión de la Asociación Nacional de Médicos Forenses, y es motivo suficiente para elaborar los índices por autores y temas con el fin de favorecer el conocimiento de los contenidos publicados.

Al mismo tiempo, la Revista Española de Medicina Legal experimenta su adecuación a los criterios actuales de las publicaciones biomédicas. Por ello, es esperanzador su futuro en un panorama en el que, hay que reconocerlo, existe una gran dispersión de los trabajos publicados sobre Medicina Legal y Forense que dificulta de modo notable su consulta y conocimiento.

Los artículos publicados se ordenan cronológicamente y se identifican con un número de orden. Esto permite su localización al consultar los índices de autores y de temas. La recopilación recoge un total de 461 trabajos publicados.

La distribución de los artículos ordenados cronológicamente es la siguiente:
Relación cronológica de artículos publicados, la cual se halla en permanente actualización por parte de la Asociación Nacional de Médicos Forenses.

[ Sumario ]


El Primer Tiro de Gracia. Estudio Criminológico de un cráneo Morisco.
[The first grace shot: criminology study of a Moorish cranium]


Referenciaa:
Miquel Feucht MJ, Villalaín Blanco JD. El Primer Tiro de Gracia. Estudio Criminológico de un cráneo Morisco. Rev Esp Med Leg 1996; XX(76-77): 47-62.

Autores:
Marcos José Miquel Feucht (*).
José Delfín Villalaín Blanco.

Correspondencia:
Laboratorio de Antropología Forense. Unidad Docente de Medicina Legal y Toxicología. Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia.
Avda. Blasco Ibáñez, 17.
46010 Valencia (España)

RESUMEN: Se realiza un estudio Médico Forense del cráneo y mandíbula de un sujeto femenino de aproximadamente 35 años de edad, procedente de una tumba del cementerio mudéjar (siglo XVI) de Manises (Valencia). Hacemos especial hincapié en el estudio criminológico de dicho cráneo, el cual presenta una lesión a nivel medio del hueso occipital, producida por arma de fuego, lo que la convierte en el "tiro de gracia" o en la nuca más antiguo conocido en España.

ABSTRACT: A medical and forensic study upon a 35 year old femile skull found in a tomb from a XVI century moorish cementery in Manises (Valencia) has been study. We highlight in the criminological study of this skull, which presents a injury at half level of the occipital bone, produced by a fire gun. This circumstance make this lesion the oldest napeshot of spain.

Norma lateral Figura 1. Norma lateral izquierda. Se aprecian los diferentes rasgos óseos sexuales femeninos.

Norma posterior Figura 2. Norma posterior. En el hueso occipital se observa la lesión por arma de fuego.

Ampliacion Figura 3. Visión ampliada desde la tabla externa del h. occipital, orificio de entrada.

Vision posterior Figura 4. Imagen desde la tabla interna de la lesión occipital.

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